En esta entrada expongo el último de los motivos que me ha llevado a afrontar el reto de #un-año-sin-compras-mundanas, aunque ya lo apuntaba en mi entrada anterior sobre mi teoría particular del coronavirus. Me refiero a la nube negra de la amenaza de la destrucción ecológica.
Bajé a la tienda de abajo a por cuatro cosas para la comida.
-No me des bolsa- le dije.
-Se me olvida que tú eres de las ecológicas- murmuró con sorna.
La sorna.
"Ecológico", por razones que no alcanzo del todo a comprender, es sinónimo de perroflauta. Sinónimo de izquierdas. De rojo.
La paradoja es que no debería haber nada más humano que ser ecológico. A ti que estás sentado en tu sillón, en el salón de una casa de la que te quedan por pagar 25 años de hipoteca, te digo: el cariz que está tomando el tema del medio ambiente que veías ya en tus libros de Sociales de BUP tiene carácter de URGENTE y requiere, SÍ requiere, acción y compromiso TAMBIÉN de tu parte.
UNA no ha traído a sus hijos al mundo para que el mundo se les acabe a la mitad.
La casa de mis hijos. SU casa. MI casa. Pero no olvides, seas de derechas o de izquierdas, que esta casa que está en ruinas también es TU casa.
Así que te exijo, TE EXIJO, que tú también colabores para que mis hijos y los tuyos si los tienes tengan un mundo donde criar a sus hijos y tus nietos si los llegas a tener.
Sin tener que vivir con el miedo en sus venas.
Sin tener que renunciar a la belleza que la naturaleza nos regala todavía a diario.
#un-año-sin-compras-mundanas
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