He dado con un artículo de National Geographic que se llama 28 ideas para vivir de forma más sostenible en el planeta.
¿Y sabes cuál es la primera idea?
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La imagen es del artículo |
Cuéntaselo a un niño:
- Le pedimos prestadas a la naturaleza tres cosas para hacer cosas, y luego le devolvemos dos hechas basura.
El niño te preguntaría de inmediato:
- Pero ¿eso no se puede evitar?
¿No se le pueden pedir menos cosas?
¿O por lo menos no devolverle dos hechas basura?
¿Y la tercera no se le devuelve?
Pongo por ejemplo a un niño para esta reflexión sobre los porcentajes porque en la inocencia está el valor que luego la educación pervierte.
La salud del planeta -sigue el artículo- depende primero de comprar menos: SÓLO AQUELLO QUE NECESITAMOS, es decir, #sin-compras-mundanas. Depende después de reutilizar nuestras compras y no convertirlas directamente en basura.
¿Sabes lo que me preocupa a estas alturas del reto?
Imagínate que pudiera mandar un mensaje a todos y cada uno de los habitantes del planeta y lograse convencerlos uno a uno de comprar menos, de no-comprar cosas no-necesarias.
Ponte realmente en la situación hipotética de que esta utopía se llevara realmente a cabo.
¿Qué pasaría?
El sistema capitalista, es decir, el mundo tal como lo conocemos ahora, sería insostenible si cada uno comprara sólo lo-imprescindible.
Utilizo la palabra "insostenible" a propósito.
Sería, como en la canción de REM, the end of the world as we know it.
El sistema de consumo que actualmente rige el mundo, sobre todo el occidental con Estados Unidos a la cabeza, es incompatible con el desarrollo sostenible.
Su economía se sostiene precisamente en la insostenibilidad, en el consumo irrefrenable y frenético de lo que a largo plazo será basura.
Esta visión de un David muy pequeñito contra un Goliat muy grande ensombrece mi reto.
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