sábado, 30 de abril de 2022

Las cosas

En este post os explico otra de las razones que me han impulsado a estar #un-año-sin-compras-mundanas: las cosas.

Mi reciente mudanza mundana generó en UNA la conciencia de que pasamos por la vida acumulando lo-innecesario, consumismo que -en ironía humillante- nos sobrevive. 

La cantidad de cosas que poseo me poseen.

No somos conscientes, en el día-a-día occidental, de que hemos convertido vivir en acumular

Cuanto más mayores somos, más cosas tenemos. 

La única ventaja, fíjate lo que te digo, de que nuestros hijos crezcan pegados a una pantalla, la única, es que como resultado tienen pocas cosas, probablemente muchas menos de las que nosotros tuviéramos a su edad, ya que muchas de sus posesiones son virtuales y les caben en un dispositivo de bolsillo. 

¡Qué paradoja ver esto como ventajoso!

Quizás no compraríamos tanto y poseeríamos menos si no perdiéramos de vista el hecho irefutablemente cruel de que las cosas nos sobreviven. 


Hace unos días murió una tía mía muy querida. 

Fuimos a la despedida y el cuerpo estaba allí en exhibición al estilo de nuestra cultura-de-la-muerte. 

UNA pensó dos cosas. 

UNA pensó: 

¡Qué sola está! 

Sola, al otro lado del cristal, al otro lado de la vida, mientras todos-los-otros-que-no-somos-ELLA estamos a este lado del cristal, a este lado de la vida, mirándola, llorándola. 

Nacemos solos, vivimos solos, morimos solos. 

El otro pensamiento que acompañó a esta angustia fue: 

¡Qué desnuda se va! 

No se lleva nada. 

Todas sus cosas, T-O-D-A-S, la sobreviven. 

Nada te llevas. 

Todo se queda. 

¿No es en cierto modo humillante que el materialismo que nos rodea perviva mientras lo-que-de-verdad-importa muere? 

Cuando alguien muere- quien haya perdido a alguien, lo sabe- uno de los tragos más amargos en los días y meses y años que siguen a la ausencia repentina y devastadora es el descubrimiento de las cosas que le han sobrevivido. Sus cosas. Sus olores. Sus sueños a medio hacer. Uno debería morirse y sus cosas borrarse de la faz de la tierra simultáneamente. Pero las cosas nos sobreviven. Son más longevas que nosotros mismos. Irónicamente, las cosas que decimos poseer, nos sobreviven. ¿Quién posee ahora a quién? Las cosas se quedan a contar sobre nosotros, y nosotros ya no estamos aquí para asentir ni defendernos.

Si este pensamiento te desasosiega, siempre puedes irte de compras-terapia.

UNA no pues UNA está en #un-año-sin-compras-mundanas



#un-año-sin-compras-mundanas




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